jueves, 13 de mayo de 2010

Competencias Básicas y TIC

Imagina que tienes un colega que imparte tu misma asignatura y quiere incorporar las TICs en su asignatura para el curso que viene. Viene a ti, ya que le suena que tú tienes un blog y enredas con estas cosillas, en busca de consejo. ¿Qué le dirías? ¿Cuáles serían las claves para que tu compañero tuviese éxito en esta tarea?

 

SUPUESTO 1 El colega no tiene mucha idea de estos temas pero maneja un poquito las TIC a nivel de usuario (algo de procesador de textos, navega por Internet, usa correo electrónico y poco más).

 

SUPUESTO 2 El colega va a recibir un curso de formación del profesorado de unas 15 horas en las que se le enseñará a crear un blog en blogger, una página estática en Google pages y un wiki en wikispaces. Todo sin artificios innecesarios y haciendo prevalecer la idea sobre el artificio tecnológico.

 

SUPUESTO 3 El colega imparte clases en un colegio o Instituto en el que puede acceder a algún aula de informática, en buen estado y con acceso a Internet con cierta facilidad.

 

SUPUESTO 4 Estamos hablando de desarrollo de competencias básicas luego no vale cualquier cosa; creo que hay que darle la importancia que tiene al término y que el axioma de "aprender haciendo" es inseparable de cualquier proceso de estas características.

Suponiendo que se cumplen los requisitos anteriores pondría en práctica el siguiente protocolo:

 

FASE 1.- SELECCIÓN DE ACTIVIDADES NO TIC:

Le recomendaría que analizara de lo que haya hecho este curso con sus alumnos, aquellas actividades que necesitaran de más de una sesión de clase para su desarrollo: producciones cortas, murales temáticos, trabajos en grupo, dossieres informativos, etc. Pero insisto, aquellas que ya haya hecho, necesiten de más de una clase para su desarrollo y requieran algún tipo de producción por parte de los alumnos. También se admitirían nuevas actividades que cumpliendo esos requisitos no se hayan puesto en práctica con los alumnos, pero sin pensar en TICs para nada.

 

FASE 2.- ELECCIÓN DEL SOPORTE DE PRODUCCIÓN:

Una vez seleccionadas las actividades más interesantes, se procedería a determinar el mejor soporte en el que le vamos a pedir a nuestros alumnos para que construyan su producción. Aquí, la elección vendrá determinada tanto por la propia tipología de la producción como por el nivel de desarrollo de las competencias TIC que presenta el colega. Otro factor que debería influir en el medio elegido sería el grado de interacción que se pretende conseguir entre los alumnos, aunque como se trata de un docente poco iniciado mejor casi ignorar esta cuestión. Como consecuencia de esta fase se determinaría si el trabajo que se les pedirá a los alumnos tendrá que ser desarrollado sobre un procesador de textos, una slideware, un blog colectivo, una página estática o una wiki.

 

FASE 3.- CONCRECIÓN DE LAS FUENTES:

Una vez fijada la idea de la producción que le vamos a pedir a nuestros alumnos y del soporte de la misma habrá que facilitarle la búsqueda de la información. Para ello, el profesor relacionará de manera práctica las fuentes donde los alumnos se pueden apoyar en la búsqueda de información textual o gráfica.

 

FASE 4.- PROCEDIMIENTO DE ENTREGA:

A continuación se contextualizará la forma más eficiente para que el alumno haga entrega del trabajo: mediante correo electrónico, con una entrada en el blog, mediante una sección del wiki, con una página estática, etc.

 

FASE 5.- EVALUACIÓN DE LA ACTIVIDAD:

Se fijará una pequeña parrilla de evaluación donde el profesor determinará los aspectos que va a considerar en la evaluación del trabajo. Por ejemplo:

Adecuación de los contenidos: 4 puntos Originalidad del trabajo: 2 puntos Claridad de las ideas expuestas: 2 puntos Calidad estética: 2 puntos

 

FASE 6.- CREACIÓN DE LA PÁGINA DE LA ACTIVIDAD:

Con mi ayuda, el colega creará una página estática de Google pages o una página del wiki donde se le explique a los alumnos la producción que deben realizar, el soporte para su desarrollo, las fuentes de información que pueden usar y la parrilla de evaluación creada. En definitiva, relacionar las 5 fases anteriores.


POSTPRODUCCIÓN:

Después de realizar la experiencia con el alumnado, al colega le pediremos sólo que revise un par de aspectos de cara a su puesta en práctica el curso siguiente:

 

ASPECTO 1.- REFORMULACIÓN DEL PROBLEMA:

La idea sería que una vez realizada la actividad, el compañero cambiara el enunciado de propuesta de trabajo y le incorporara algún elemento que obligara a un procesamiento de la información obtenida. En condiciones normales, el trabajo que le hayamos pedido al alumnado, dada nuestra inexperiencia en estos temas, se habrá convertido en una colección de copia-pegas. Por ello, con las producciones por delante, será fácil imaginar algunos elementos que puedan evitar en cierta medida el traspaso pasivo de información.

 

ASPECTO 2.- INCORPORACIÓN DE MEDIDAS DE INTERACCIÓN:

Con la actividad realizada, la visión de la experiencia es bastante real y las mejoras posibles se ven de manera más clara. Ahora sería el momento de idear algún procedimiento, simple en primera instancia, que favorezca el intercambio de información u opinión entre los alumnos. Por ejemplo, en caso de tratarse de un blog, obligar a dejar algún comentario no espontáneo en la entrada de otro compañero, realizar trabajos complementarios entre varios alumnos, añadir páginas extras de información en el wiki de los demás, etc. Este aspecto tendría que venir acompañado de la revisión de la parrilla de evaluación.

 

ASPECTO 3.- REDISEÑO DE LA PÁGINA DE LA ACTIVIDAD:

Una vez determinados los dos aspectos anteriores, se procedería a dejar creada la página de la actividad para el próximo curso con las modificaciones que hayamos creído pertinentes. La idea es que el proceso de revisión/evaluación de la actividad realizada quede resuelto justo a su finalización, pudiendo afrontar el curso próximo la misma con las mejoras ya incorporadas.

 

CONCLUSIÓN 1:

La idea fundamental de esta propuesta de inmersión en la integración de TIC en procesos educativos, donde las competencias básicas estén presentes es la de partir de experiencias y modelos previos del profesorado. Normalmente planteamos la integración de las TIC como una ruptura completamente innovadora de las prácticas docentes habituales y pienso que esto es un error. Hay que buscar fórmulas que permitan la conexión entre lo que venimos haciendo en clase y lo que este mundo tecnológico actual nos puede aportar.

 

CONCLUSIÓN 2:

Mi propuesta de trabajo puede parecer compleja y rebuscada, pero si se analiza globalmente podemos comprobar que se caracteriza precisamente por su sencillez.

 

CONCLUSIÓN 3:

Resulta completamente esencial en el modelo la idea de solicitar a nuestros alumnos un producto, cuya realización conlleve más de una sesión de clases y menos de 6. No sólo la idea de producir como medio fundamental de "aprender haciendo" es la protagonista; creo que actividades demasiado cortas como los ejercicios que venimos usando en clase en los últimos años aportan mucho menos al desarrollo de capacidades. Del mismo modo, extender demasiado en el tiempo el desarrollo del producto puede hacer perder el objetivo central que pretendamos alcanzar.


domingo, 2 de mayo de 2010

AUTONOMÍA E INICIATIVA PERSONAL

8. AUTONOMÍA E INICIATIVA PERSONAL
Esta competencia se refiere, por una parte, a la adquisición de la conciencia y aplicación de un conjunto de valores y actitudes personales interrelacionadas, como la responsabilidad, la perseverancia, el conocimiento de sí mismo y la autoestima, la creatividad, la autocrítica, el control emocional, la capacidad de elegir, de calcular riesgos y de afrontar los problemas, así como la capacidad de demorar la necesidad de satisfacción inmediata, de aprender de los errores y de asumir riesgos.
Por otra parte, remite a la capacidad de elegir con criterio propio, de imaginar proyectos, y de llevar adelante las acciones necesarias para desarrollar las opciones y planes personales -en el marco de proyectos individuales o colectivos responsabilizándose de ellos, tanto en el ámbito personal, como social y laboral.
Supone poder transformar las ideas en acciones; es decir, proponerse objetivos y planificar y llevar a cabo proyectos. Requiere, por tanto, poder reelaborar los planteamientos previos o elaborar nuevas ideas, buscar soluciones y llevarlas a la práctica. Además, analizar posibilidades y limitaciones, conocer las fases de desarrollo de un proyecto, planificar, tomar decisiones, actuar, evaluar lo hecho y autoevaluarse, extraer conclusiones y valorar las posibilidades de mejora.
Exige, por todo ello, tener una visión estratégica de los retos y oportunidades que ayude a identificar y cumplir objetivos y a mantener la motivación para lograr el éxito en las tareas emprendidas, con una sana ambición personal, académica y profesional.
Igualmente ser capaz de poner en relación la oferta académica, laboral o de ocio disponible, con las capacidades, deseos y proyectos personales.
Además, comporta una actitud positiva hacia el cambio y la innovación que presupone flexibilidad de planteamientos, pudiendo comprender dichos cambios como oportunidades, adaptarse crítica y constructivamente a ellos, afrontar los problemas y encontrar soluciones en cada uno de los proyectos vitales que se emprenden.
En la medida en que la autonomía e iniciativa personal involucran a menudo a otras personas, esta competencia obliga a disponer de habilidades sociales para relacionarse, cooperar y trabajar en equipo: ponerse en el lugar del otro, valorar las ideas de los demás, dialogar y negociar, la asertividad para hacer saber adecuadamente a los demás las propias decisiones, y trabajar de forma cooperativa y flexible.
Otra dimensión importante de esta competencia, muy relacionada con esta vertiente más social, está constituida por aquellas habilidades y actitudes relacionadas con el liderazgo de proyectos, que incluyen la confianza en uno mismo, la empatía, el espíritu de superación, las habilidades para el diálogo y la cooperación, la organización de tiempos y tareas, la capacidad de afirmar y defender derechos o la asunción de riesgos.
En síntesis, la autonomía y la iniciativa personal suponen ser capaz de imaginar, emprender, desarrollar y evaluar acciones o proyectos individuales o colectivos con creatividad, confianza, responsabilidad y sentido crítico.

COMPETENCIA PARA APRENDER A APRENDER

7. COMPETENCIA PARA APRENDER A APRENDER
Aprender a aprender supone disponer de habilidades para iniciarse en el aprendizaje y ser capaz de continuar aprendiendo de manera cada vez más eficaz y autónoma de acuerdo a los propios objetivos y necesidades.
Esta competencia tiene dos dimensiones fundamentales. Por un lado, la adquisición de la conciencia de las propias capacidades (intelectuales, emocionales, físicas), del proceso y las estrategias necesarias para desarrollarlas, así como de lo que se puede hacer por uno mismo y de lo que se puede hacer con ayuda de otras personas o recursos. Por otro lado, disponer de un sentimiento de competencia personal, que redunda en la motivación, la confianza en uno mismo y el gusto por aprender.
Significa ser consciente de lo que se sabe y de lo que es necesario aprender, de cómo se aprende, y de cómo se gestionan y controlan de forma eficaz los procesos de aprendizaje, optimizándolos y orientándolos a satisfacer objetivos personales.
Requiere conocer las propias potencialidades y carencias, sacando provecho de las primeras y teniendo motivación y voluntad para superar las segundas desde una expectativa de éxito, aumentando progresivamente la seguridad para afrontar nuevos retos de aprendizaje.
Por ello, comporta tener conciencia de aquellas capacidades que entran en juego en el aprendizaje, como la atención, la concentración, la memoria, la comprensión y la expresión lingüística o la motivación de logro, entre otras, y obtener un rendimiento máximo y personalizado de las mismas con la ayuda de distintas estrategias y técnicas: de estudio, de observación y registro sistemático de hechos y relaciones, de trabajo cooperativo y por proyectos, de resolución de problemas, de planificación y organización de actividades y tiempos de forma efectiva, o del conocimiento sobre los diferentes recursos y fuentes para la recogida, selección y tratamiento de la información, incluidos los recursos tecnológicos.
Implica asimismo la curiosidad de plantearse preguntas, identificar y manejar la diversidad de respuestas posibles ante una misma situación o problema utilizando diversas estrategias y metodologías que permitan afrontar la toma de decisiones, racional y críticamente, con la información disponible.
Incluye, además, habilidades para obtener información -ya sea individualmente o en colaboración- y, muy especialmente, para transformarla en conocimiento propio, relacionando e integrando la nueva información con los conocimientos previos y con la propia experiencia personal y sabiendo aplicar los nuevos conocimientos y capacidades en situaciones parecidas y contextos diversos.
Por otra parte, esta competencia requiere plantearse metas alcanzables a corto, medio y largo plazo y cumplirlas, elevando los objetivos de aprendizaje de forma progresiva y realista.
Hace necesaria también la perseverancia en el aprendizaje, desde su valoración como un elemento que enriquece la vida personal y social y que es, por tanto, merecedor del esfuerzo que requiere. Conlleva ser capaz de autoevaluarse y autorregularse, responsabilidad y compromiso personal, saber administrar el esfuerzo, aceptar los errores y aprender de y con los demás.
En síntesis, aprender a aprender implica la conciencia, gestión y control de las propias capacidades y conocimientos desde un sentimiento de competencia o eficacia personal, e incluye tanto el pensamiento estratégico, como la capacidad de cooperar, de autoevaluarse, y el manejo eficiente de un conjunto de recursos y técnicas de trabajo intelectual, todo lo cual se desarrolla a través de experiencias de aprendizaje conscientes y gratificantes, tanto individuales como colectivas.

COMPETENCIA CULTURAL Y ARTÍSTICA

6. COMPETENCIA CULTURAL Y ARTÍSTICA
Esta competencia supone conocer, comprender, apreciar y valorar críticamente diferentes manifestaciones culturales y artísticas, utilizarlas como fuente de enriquecimiento y disfrute y considerarlas como parte del patrimonio de los pueblos.
Apreciar el hecho cultural en general, y el hecho artístico en particular, lleva implícito disponer de aquellas habilidades y actitudes que permiten acceder a sus distintas manifestaciones, así como habilidades de pensamiento, perceptivas y comunicativas, sensibilidad y sentido estético para poder comprenderlas, valorarlas, emocionarse y disfrutarlas.
Esta competencia implica poner en juego habilidades de pensamiento divergente y convergente, puesto que comporta reelaborar ideas y sentimientos propios y ajenos; encontrar fuentes, formas y cauces de comprensión y expresión; planificar, evaluar y ajustar los procesos necesarios para alcanzar unos resultados, ya sea en el ámbito personal o académico. Se trata, por tanto, de una competencia que facilita tanto expresarse y comunicarse como percibir, comprender y enriquecerse con diferentes realidades y producciones del mundo del arte y de la cultura.
Requiere poner en funcionamiento la iniciativa, la imaginación y la creatividad para expresarse mediante códigos artísticos y, en la medida en que las actividades culturales y artísticas suponen en muchas ocasiones un trabajo colectivo, es preciso disponer de habilidades de cooperación para contribuir a la consecución de un resultado final, y tener conciencia de la importancia de apoyar y apreciar las iniciativas y contribuciones ajenas.
La competencia artística incorpora asimismo el conocimiento básico de las principales técnicas, recursos y convenciones de los diferentes lenguajes artísticos, así como de las obras y manifestaciones más destacadas del patrimonio cultural. Además supone identificar las relaciones existentes entre esas manifestaciones y la sociedad –la mentalidad y las posibilidades técnicas de la época en que se crean-, o con la persona o colectividad que las crea. Esto significa también tener conciencia de la evolución del pensamiento, de las corrientes estéticas, las modas y los gustos, así como de la importancia representativa, expresiva y comunicativa que los factores estéticos han desempeñado y desempeñan en la vida cotidiana de la persona y de las sociedades.
Supone igualmente una actitud de aprecio de la creatividad implícita en la expresión de ideas, experiencias o sentimientos a través de diferentes medios artísticos, como la música, la literatura, las artes visuales y escénicas, o de las diferentes formas que adquieren las llamadas artes populares. Exige asimismo valorar la libertad de expresión, el derecho a la diversidad cultural, la importancia del diálogo intercultural y la realización de experiencias artísticas compartidas.
En síntesis, el conjunto de destrezas que configuran esta competencia se refiere tanto a la habilidad para apreciar y disfrutar con el arte y otras manifestaciones culturales, como a aquellas relacionadas con el empleo de algunos recursos de la expresión artística para realizar creaciones propias; implica un conocimiento básico de las distintas manifestaciones culturales y artísticas, la aplicación de habilidades de pensamiento divergente y de trabajo colaborativo, una actitud abierta, respetuosa y crítica hacia la diversidad de expresiones artísticas y culturales, el deseo y voluntad de cultivar la propia capacidad estética y creadora, y un interés por participar en la vida cultural y por contribuir a la conservación del patrimonio cultural y artístico, tanto de la propia comunidad, como de otras comunidades.

COMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA

5. COMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA
Esta competencia hace posible comprender la realidad social en que se vive, cooperar, convivir y ejercer la ciudadanía democrática en una sociedad plural, así como comprometerse a contribuir a su mejora. En ella están integrados conocimientos diversos y habilidades complejas que permiten participar, tomar decisiones, elegir cómo comportarse en determinadas situaciones y responsabilizarse de las elecciones y decisiones adoptadas.
Globalmente supone utilizar, para desenvolverse socialmente, el conocimiento sobre la evolución y organización de las sociedades y sobre los rasgos y valores del sistema democrático, así como utilizar el juicio moral para elegir y tomar decisiones, y ejercer activa y responsablemente los derechos y deberes de la ciudadanía.
Esta competencia favorece la comprensión de la realidad histórica y social del mundo, su evolución, sus logros y sus problemas. La comprensión crítica de la realidad exige experiencia, conocimientos y conciencia de la existencia de distintas perspectivas al analizar esa realidad. Conlleva recurrir al análisis multicausal y sistémico para enjuiciar los hechos y problemas sociales e históricos y para reflexionar sobre ellos de forma global y crítica, así como realizar razonamientos críticos y lógicamente válidos sobre situaciones reales, y dialogar para mejorar colectivamente la comprensión de la realidad.
Significa también entender los rasgos de las sociedades actuales, su creciente pluralidad y su carácter evolutivo, además de demostrar comprensión de la aportación que las diferentes culturas han hecho a la evolución y progreso de la humanidad, y disponer de un sentimiento común de pertenencia a la sociedad en que se vive. En definitiva, mostrar un sentimiento de ciudadanía global compatible con la identidad local.
Asimismo, forman parte fundamental de esta competencia aquellas habilidades sociales que permiten saber que los conflictos de valores e intereses forman parte de la convivencia, resolverlos con actitud constructiva y tomar decisiones con autonomía empleando, tanto los conocimientos sobre la sociedad como una escala de valores construida mediante la reflexión crítica y el diálogo en el marco de los patrones culturales básicos de cada región, país o comunidad.
La dimensión ética de la competencia social y ciudadana entraña ser consciente de los valores del entorno, evaluarlos y reconstruirlos afectiva y racionalmente para crear progresivamente un sistema de valores propio y comportarse en coherencia con ellos al afrontar una decisión o un conflicto. Ello supone entender que no toda posición personal es ética si no está basada en el respeto a principios o valores universales como los que encierra la Declaración de los Derechos Humanos.
En consecuencia, entre las habilidades de esta competencia destacan conocerse y valorarse, saber comunicarse en distintos contextos, expresar las propias ideas y escuchar las ajenas, ser capaz de ponerse en el lugar del otro y comprender su punto de vista aunque sea diferente del propio, y tomar decisiones en los distintos niveles de la vida comunitaria, valorando conjuntamente los intereses individuales y los del grupo.
Igualmente la práctica del diálogo y de la negociación para llegar a acuerdos como forma de resolver los conflictos, tanto en el ámbito personal como en el social.
Por último, forma parte de esta competencia el ejercicio de una ciudadanía activa e integradora que exige el conocimiento y comprensión de los valores en que se asientan los estados y sociedades democráticas, de sus fundamentos, modos de organización y funcionamiento. Esta competencia permite reflexionar críticamente sobre los conceptos de democracia, libertad, solidaridad, corresponsabilidad,
participación y ciudadanía, con particular atención a los derechos y deberes reconocidos en las declaraciones internacionales, en la Constitución española y en la legislación autonómica, así como a su aplicación por parte de diversas instituciones; y mostrar un comportamiento coherente con los valores democráticos, que a su vez conlleva disponer de habilidades como la toma de conciencia de los propios pensamientos, valores, sentimientos y acciones, y el control y autorregulación de los mismos.
En definitiva, el ejercicio de la ciudadanía implica disponer de habilidades para participar activa y plenamente en la vida cívica. Significa construir, aceptar y practicar normas de convivencia acordes con los valores democráticos, ejercitar los derechos, libertades, responsabilidades y deberes cívicos, y defender los derechos de los demás.
En síntesis, esta competencia supone comprender la realidad social en que se vive, afrontar la convivencia y los conflictos empleando el juicio ético basado en los valores y prácticas democráticas, y ejercer la ciudadanía, actuando con criterio propio, contribuyendo a la construcción de la paz y la democracia, y manteniendo una actitud constructiva, solidaria y responsable ante el cumplimiento de los derechos y obligaciones cívicas.

TRATAMIENTO DE LA INFORMACIÓN Y COMPETENCIA DIGITAL

4. TRATAMIENTO DE LA INFORMACIÓN Y COMPETENCIA DIGITAL
Esta competencia consiste en disponer de habilidades para buscar, obtener, procesar y comunicar información, y para transformarla en conocimiento. Incorpora diferentes habilidades, que van desde el acceso a la información hasta su transmisión en distintos soportes una vez tratada, incluyendo la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación como elemento esencial para informarse, aprender y comunicarse.
Está asociada con la búsqueda, selección, registro y tratamiento o análisis de la información, utilizando técnicas y estrategias diversas para acceder a ella según la fuente a la que se acuda y el soporte que se utilice (oral, impreso, audiovisual, digital o multimedia). Requiere el dominio de lenguajes específicos básicos (textual, numérico, icónico, visual, gráfico y sonoro) y de sus pautas de decodificación y transferencia, así como aplicar en distintas situaciones y contextos el conocimiento de los diferentes tipos de información, sus fuentes, sus posibilidades y su localización, así como los lenguajes y soportes más frecuentes en los que ésta suele expresarse.
Disponer de información no produce de forma automática conocimiento. Transformar la información en conocimiento exige de destrezas de razonamiento para organizarla, relacionarla, analizarla, sintetizarla y hacer inferencias y deducciones de distinto nivel de complejidad; en definitiva, comprenderla e integrarla en los esquemas previos de conocimiento. Significa, asimismo, comunicar la información y los conocimientos adquiridos empleando recursos expresivos que incorporen, no sólo diferentes lenguajes y técnicas específicas, sino también las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación.
Ser competente en la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación como instrumento de trabajo intelectual incluye utilizarlas en su doble función de transmisoras y generadoras de información y conocimiento. Se utilizarán en su función generadora al emplearlas, por ejemplo, como herramienta en el uso de modelos de procesos matemáticos, físicos, sociales, económicos o artísticos. Asimismo, esta competencia permite procesar y gestionar adecuadamente información abundante y compleja, resolver problemas reales, tomar decisiones, trabajar en entornos colaborativos ampliando los entornos de comunicación para participar en comunidades de aprendizaje formales e informales, y generar producciones responsables y creativas.
La competencia digital incluye utilizar las tecnologías de la información y la comunicación extrayendo su máximo rendimiento a partir de la comprensión de la naturaleza y modo de operar de los sistemas tecnológicos, y del efecto que esos cambios tienen en el mundo personal y sociolaboral. Asimismo supone manejar estrategias para identificar y resolver los problemas habituales de software y hardware que vayan surgiendo. Igualmente permite aprovechar la información que proporcionan y analizarla de forma crítica mediante el trabajo personal autónomo y el trabajo colaborativo, tanto en su vertiente sincrónica como diacrónica, conociendo y relacionándose con entornos físicos y sociales cada vez más amplios. Además de utilizarlas como herramienta para organizar la información, procesarla y orientarla para conseguir objetivos y fines de aprendizaje, trabajo y ocio previamente establecidos.
En definitiva, la competencia digital comporta hacer uso habitual de los recursos tecnológicos disponibles para resolver problemas reales de modo eficiente. Al mismo tiempo, posibilita evaluar y seleccionar nuevas fuentes de información e innovaciones tecnológicas a medida que van apareciendo, en función de su utilidad para acometer tareas u objetivos específicos.
En síntesis, el tratamiento de la información y la competencia digital implican ser una persona autónoma, eficaz, responsable, crítica y reflexiva al seleccionar, tratar y utilizar la información y sus fuentes, así como las distintas herramientas tecnológicas; también tener una actitud critica y reflexiva en la valoración de la información disponible, contrastándola cuando es necesario, y respetar las normas de conducta acordadas socialmente para regular el uso de la información y sus fuentes en los distintos soportes.